- “ LOS ARMAOS DE TOTANA”

La Compañía de Caballeros Armados, conocida popularmente como “Los Armaos” constituye una de las tradiciones más
vistosas y coloristas, y al mismo tiempo más antiguas y queridas que se conservan hoy en la ciudad de Totana.

Sus raíces provienen de una cofradía integrada por caballeros existente ya a principios del siglo XVII y posteriormente
en las milicias concejiles totaneras, en el siglo XVIII.

Es singular en su indumentaria el “morrión”, llamativa obra de arte cuyo trabajo de elaboración y vistosidad hacen de
él mucho más que un casco. 

“Los Armaos”, que acompañan a los pasos del Santo Sepulcro y Nuestro Padre Jesús Nazareno nos ofrecen durante la
Semana Santa la peculiar representación de “La Puntoná”, ancestral ejercicio que sobresale no sólo por su elegante y
peculiar belleza sino porque simboliza la sumisión de los “Armaos a Dios, la sumisión del poder humano al divino,
deleitándonos también con otro peculiar ejercicio, “La Rueda del Caracol”, renacentista alarde caballeresco,
demostración de la destreza y el lucimiento de las filas con el jefe al frente.

- LA TÚNICA

Para la elección de la túnica en Totana se debió seguir la antigua costumbre de los lutos oficiales con los que el concejo,
desde las primeras décadas del siglo XVII asistía a los actos fúnebres. En 1621 está constatado que para celebrar las
honras fúnebres por la muerte del rey Felipe III, los dos alcaldes y regidores del ayuntamiento se dirigieron a las mismas
que tuvieron lugar en el Templo de Santiago con el capuz de cola larga y los capirotes volteados. Es probable que la
túnica negra totanera tenga su origen en el capuz que como “vestidura se ponía encima de las demás ropas y servía
en los lutos, llevaba capucha y una cola que arrastraba”.

El uso de la túnica en los desfiles procesionales está documentada desde los primeros años del siglo XVII, cuando la
Cofradía del Santísimo Sacramento para participar en la procesión de la noche de Jueves Santo, una de las primeras
en desarrollarse en la villa, acordó que todos los hermanos cofrades habían de vestir la túnica negra, pudiendo ser de
lo contrario sancionados, además era condición indispensable el vestir la túnica para recibir de la hermandad la cera.

- SONIDOS DE LA SEMANA SANTA.

No se concibe la Semana Santa de Totana sin sus peculiares e insólitos sonidos.
Si en la penumbra ensordecedora de las noches del Miércoles Santo un leve redoble de cajas acompañará a Cristo en
su Agonía y a su Santísima Madre, en las restantes procesiones, diez bandas de cornetas y tambores, tres bandas de
música, una orquesta, y los “ Armaos”, se fundirán en estruendoso y solemne abrazo. Más de seiscientos instrumentistas
estremeciendo el aire y clamando a los cielos con un amplio repertorio de marchas pasionarias, algunas de elevado
virtuosismo y constatada antigüedad.

- LA BOCINA


La bocina es un instrumento metálico con el que se emite un sonido característico que en Totana va unido a su Cuaresma
y a su Semana Santa. Tiene unos cuatro metros de longitud y comienza en punta para ir ensanchándose hacia el final en
donde se remata con formas que se semejan a la cabeza de una serpiente o de un dragón. En la parte más fina lleva una
boquilla con la que se produce su peculiar entonación. Suele ir colocada en un pequeño carro que asemeja a un trono
decorado normalmente con una reproducción en pequeño de su imagen titular.

La bocina comienza a escucharse en Totana a la caída de la tarde de cada Miércoles de Ceniza, ya que la tradición señala
que sus sones se toquen especialmente en la noche de miércoles y viernes del tiempo cuaresmal y en Semana Santa
hasta las tres de la tarde del Viernes Santo.

- LAS TABLETAS

Un singular elemento de identidad de nuestra Semana Santa es el sonido de las tabletas, un instrumento formado por cuatro
brazos huecos que a modo de cruz griega llevan incorporados entre ellos mazos de madera que al colisionar con la
estructura que los acoge, producen un martilleo similar al de unas tablas que se golpean de un modo constante,
de ahí el nombre de tabletas.

Su sonido seco y lúgubre, que sustituye al de las campanas que callan en los días centrales de la Pasión, nos acerca al
drama de la Cruz. Con ellas la ciudad entera gime por la muerte del Nazareno.

Es tradición que comiencen a tronar en la Torre de la Iglesia Parroquial de Santiago en la tarde de Jueves Santo,
prolongándose hasta avanzada la noche de Viernes Santo, cuando concluye la procesión del Santo Entierro .

Su uso y ubicación en la torre de la Iglesia de Santiago está constatado desde el S. XVII

La Orquesta de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Totana. El repertorio musical de la misma se basa en las composiciones que se interpretan desde el siglo XIX que en numero de siete marchas fúnebres de gran armonía y profundo sentimiento llevan por título: Martirio, El Cántaro, Santo Sepulcro, Suspiros de una Madre, Pobre Carmen, Chapí y El Calvario, siendo las dos primeras obrasdel insigne músico y laureado compositor totanero D. Juan Miguel Marín Camacho, director que fué de la Orquesta durante el último tercio del siglo XIX y primero del XX. Los violines de esta orquesta, junto a los instrumentos de percusión, viento madera y viento metal, crean una atmósfera de recia identidad para los vecinos de Totana y de sorprendente atracción para cuántos nos visitan. .