PRINCIPALES DESFILES PROCESIONALES DE LA SEMANA SANTA DE TOTANA EN LA ACTUALIDAD
Con la festividad del Domingo de Ramos se abre el ciclo litúrgico de la Semana Santa y con él la posibilidad de expresar
públicamente el testimonio de entrega de Jesucristo en su misión redentora. Centra la solemnidad de este día la entrada
triunfal de Cristo en Jerusalén. Para rememorar este acontecimiento Totana celebra procesión, al menos desde el siglo
XVII. Después de la Guerra Civil, con la colaboración de los maestros y alumnos de la ciudad, se adquirió la actual
imagen de Jesús. Esta tradición continuó en Totana hasta mediados de la década de 1970 en que por razones litúrgicas
fue suprimida de la procesión del Domingo de Ramos. En 1987 se recuperó esta práctica. Desde entonces el Ilustre
Cabildo Superior de Procesiones organiza esta procesión, bajo la responsabilidad de una de las hermandades de Totana.
La imagen de Jesús sobre la “burrica” participa en la procesión que desde el templo de Santiago recorre el barrio de
Sevilla en la mañana en la que se preludia la Semana de Pasión.
Es Martes Santo un valioso preludio de las celebraciones que se van a vivir en Totana durante los días siguientes.
Al concluir la celebración de la Eucaristía y cuando el reloj del templo parroquial de Santiago anuncia las diez de
la noche se inicia la primera de las procesiones pasionarias de Totana. Nació esta procesión de Martes Santo,
recogiendo una importante inquietud latente durante muchos años en el Ilustre Cabildo Superior de Procesiones.
Comenzó a tomar cuerpo en el año 1997 y en la Semana Santa de 1998 se hizo realidad participando en dicha
procesión las imágenes de Jesús Flagelado, Ecce Homo, Santa María Magdalena, San Juan y la Virgen de la
Caridad, en advocación de la Soledad. Las hermandades que procesionan en este día renuncian a desfilar
en la noche de Jueves Santo o en la mañana de Viernes Santo.
En la noche de Miércoles Santo, cuando en la torre del templo parroquial de Santiago suena la última de las campanadas
que anuncian las diez de la noche y después de haber dirigido oración al padre, la Cofradía del Santísimo Cristo de la
Agonía y Nuestra Señora la Virgen de la Esperanza inicia la procesión del Silencio. Las imágenes titulares son recibidas
con recogimiento y piedad por la multitud de devotos que se congregan para saborear este emotivo momento. Esta
procesión tuvo sus antecedentes en otros momentos de nuestra historia. Así, en 1943 desfiló una procesión penitencial
y austera desde el templo de Santiago. En ella participaban las imágenes del Ecce Homo y la Virgen de los Dolores.
Esta procesión que no duró muchos años, estuvo acompañada algunos de ellos por la orquesta de Nuestra Señora de los Dolores.
La mañana de Jueves Santo se ofrece en Totana plena de vitalidad, color y presencia masiva de vecinos que inundan las
calles para admirar toda la belleza con que se muestran los pasos en su traslado desde sus respectivas sedes al templo
parroquial de Santiago. En torno a las nueve de la noche comienza la procesión de Jueves Santo, una de las de más arraigo
y tradición en el mundo nazareno de nuestra ciudad. A la cabeza de la procesión, al igual que en el resto de manifestaciones
nazarenas, el estandarte del Ilustre Cabildo Superior de Procesiones. Le sigue, iniciando la carrera, el paso de Jesús y la
Samaritana, la Santa Cena, la Oración en el Huerto, el Beso de Judas, la Negación, Jesús Flagelado, Ecce Homo, Nuestro
Padre Jesús Nazareno, la Verónica, Santísimo Cristo de la Caída, Santa María Cleofé, Santa María Magdalena y la Madre
Dolorosa. Avanzada la media noche, cuando la procesión regresa al templo de Santiago, concluye el primer tramo de un
recorrido que se habrá de prolongar a lo largo del siguiente día.
En la mañana de Viernes Santo la procesión inunda las calles de la ciudad. Se continúa en ella una antigua tradición según
la cual hermandades y cofradías vuelven de nuevo a procesionar con parte de los pasos que desfilaron en la noche anterior.
Algunas de las cofradías que procesionaron en Martes Santo descansan durante la mañana y otras, como la de Jesús en el
Calvario, con la escena del Lavatorio de Pilatos, sustituyendo a la Santa Cena y la Hermandad de San Juan Evangelista
participan en esa radiante mañana.
En torno a las nueve de la noche se inicia el que será el último de los desfiles de Pasión, la procesión del Santo Entierro. Los pasos de la Elevación de la Cruz, Jesús Traspasado, Cristo de la Sangre, Jesús en el Calvario, Descendimiento,
Nuestra Señora de la Caridad, Exaltación de la Cruz, Santo Sepulcro, Verónica, Santa María Cleofé, Santa María
Salomé, Santa María Magdalena, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores componen el cortejo
procesional de la que es la procesión más arraigada en el sentir nazareno de Totana. Avanzada la madrugada,
cuando todos los pasos se hayan congregado en la plaza, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores acompañada
de los sones de su orquesta de violines cerrará la procesión de ese día y con ella la intensidad de una jornada que
está enraizada en el sentimiento más profundo del alma de Totana.
La celebración de procesión en el Domingo de Resurrección tiene en Totana un hondo referente que se remonta
a los primeros años del siglo XVII cuando la Cofradía del Santísimo Sacramento encargó una imagen de Cristo Resucitado
para procesionar en la mañana de Pascua. Esta antigua práctica, al parecer, había desaparecido en el siglo XIX. Fueron
varias las tentativas a partir de 1960, de celebrar de nuevo esta radiante procesión. A pesar de que estos intentos pretendían
retornar a tan interesante evocación, ninguna de ellos llegó a materializarse. Fue en 1992 cuando la recién fundada Cofradía
de Jesús Resucitado irrumpió con fuerza y vitalidad para procesionar en la mañana del Domingo de Pascua. Desde entonces
su presencia y constancia ha ido en aumento mostrando año tras año la representación plástica del gozoso triunfo de Cristo
sobre la muerte que, acompañado por la imagen de su Madre, la Virgen de la Alegría conforman un escenario de júbilo para
la mañana de Domingo de Resurrección.